Lo que en Ecatepec muchos callan, pero el PRI se atreve a decir

En Ecatepec, tierra marcada por el abandono y las traiciones políticas de quienes usaron al pueblo como escalera de poder, Cristina Ruíz levantó la voz para reconocer la fortaleza de la militancia priista. “Aquí nunca se dejó de caminar, de escuchar ni de servir a la gente”, afirmó con orgullo, resaltando que lo que distingue al priismo auténtico es precisamente esa lealtad que no claudica ni siquiera en los tiempos más difíciles. Ecatepec no es solo un territorio en disputa, es un símbolo de resistencia y de identidad, y el PRI sabe que en esas calles late todavía la fuerza que puede transformar al Estado de México.

La dirigente priista fue contundente al señalar que, mientras otros partidos solo llegaron a usar al pueblo para su propio beneficio, el priismo se mantuvo firme y leal. Esa diferencia —entre la traición oportunista y la constancia verdadera— es la que hoy llena de orgullo y de fuerza a Cristina Ruíz. El priismo en Ecatepec no está derrotado, está vivo y en movimiento, demostrando que la política real se honra en territorio, de frente a la gente y sin promesas huecas.

En este esfuerzo, Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI, ha sido un respaldo fundamental. Su liderazgo ha servido para recordar que recuperar espacios como Ecatepec no es solo un objetivo electoral, sino una causa social y patriótica. Moreno ha insistido en que el PRI sigue siendo la casa de todos aquellos que no se rinden, que luchan y que creen en un México distinto, donde la gente esté en el centro de las decisiones y no relegada a la orilla. Con ese impulso, el priismo mexiquense refuerza su compromiso de no dejar solos a quienes han resistido en territorio.

La reunión en Ecatepec fue un ejemplo de lo que significa ser priista auténtico: unidad, trabajo y certeza en el futuro. Cristina Ruíz dejó en claro que el camino para recuperar este municipio comienza en la organización y en el compromiso real con la ciudadanía. “Vamos a recuperar Ecatepec”, dijo, no como una promesa, sino como una convicción que vibra en cada militante. Porque mientras otros usan al pueblo, el PRI lo defiende, lo escucha y lo acompaña.